Picture of Lieke Verrijt

Lieke Verrijt

Your way to a vida plena

No puedes servir desde una taza vacía

Autoinmunidad o Auto-Sacrificio: La conexión entre cuidar a los demás y cuidarte a ti misma.

¿Eres de las personas que siempre está disponible para los demás?
Percibes perfectamente lo que alguien necesita, ayudas sin dudarlo y pospones tus propias necesidades “para más tarde”?

Puede sonar admirable, pero ¿sabías que este patrón puede dañar tu salud de forma literal?

El médico canadiense Dr. Gabor Maté descubrió que las personas con ciertos rasgos de personalidad tienen un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune. Entre ellos:

  • Estar siempre pendiente de las emociones de los demás
  • Ver como un deber el ayudar
  • Reprimir la ira sana
  • Temor a decepcionar a los demás

¿Te suena? Tal vez formes parte del grupo que, muchas veces sin darse cuenta, se deja en último lugar. Y sí, esto ocurre más a menudo en mujeres. No porque “seamos así” por naturaleza, sino porque culturalmente hemos aprendido a asumir el rol de cuidadoras. El resultado: ponemos las necesidades de otros por encima de las nuestras.


El precio de “siempre ser buena”

Cuando sobrepasas tus propios límites durante mucho tiempo, vives en un estado constante de tensión. Tu cuerpo permanece en modo de alerta, lo que afecta a tu sistema inmunológico. A largo plazo, esto puede contribuir al inicio o agravamiento de una enfermedad autoinmune.

 

Un ejemplo real

Hace poco hablé con María (nombre ficticio), una madre de 42 años con dos hijos. Trabajaba a media jornada en el sector sanitario, hacía voluntariado en la escuela de sus hijos y además cuidaba de sus padres mayores. “Cuidar a los demás está en mi sangre”, me dijo.

Sufría de fatiga constante, dolores musculares e inflamaciones vagas. Los exámenes médicos no mostraban nada concreto, pero sus síntomas seguían. Cuando revisamos su semana, quedó claro que casi no había momentos solo para ella. Incluso el tiempo que “reservaba para sí misma” lo llenaba con tareas para otros.

En nuestras sesiones de coaching, María aprendió, paso a paso, a escuchar su cuerpo y a poner pequeños límites. Descubrió que decir “no” no era egoísmo, sino autopreservación. En pocos meses, su energía mejoró y sus molestias disminuyeron.

 

¿Tenemos que volvernos egoístas de repente?

Claro que no. No se trata de colgar un cartel de “Yo primero”, sino de encontrar el equilibrio.

  • ¿Dónde digo “sí” cuando en realidad quiero decir “no”?
  • ¿En qué situaciones reprimo mis emociones para evitar conflictos?
  • ¿Cómo puedo poner límites sin sentirme culpable?

 

Mini-ejercicio: 3 preguntas para hoy

Tómate un momento y escribe tus respuestas:

  1. 1. ¿Qué necesito hoy para sentirme bien?
  2. 2. ¿En qué momento de hoy he dejado de lado mi propia necesidad?
  3. 3. ¿Qué pequeña acción puedo hacer ahora solo para mí?

Prueba a hacerlo todos los días durante una semana. No tiene que ser algo grande: a veces un paseo corto, un ejercicio de respiración o disfrutar tranquilamente de un café puede marcar la diferencia.

 

Trabajando juntas hacia el equilibrio

Esto es exactamente lo que trabajamos en mi programa de coaching. Exploramos tus patrones, aprendemos a reconocer tus señales y practicamos maneras de expresar tus emociones de una forma que encaje contigo. Así, no solo cuidas a los demás, sino también de ti misma.

💡 Porque cuidarte a ti misma no es egoísmo. Es autopreservación.


Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Meer nieuwsberichten